BUENAS EXPERIENCIAS EN LA CAPITAL

BUENAS EXPERIENCIAS EN LA CAPITAL

El pasado 25 de abril, los alumnos de 2º de Bachillerato partimos hacia lo que iba a ser una de las pocas excursiones de este curso: nos íbamos a Madrid dos días para conocer la ciudad, visitar museos, ver monumentos… 

Al llegar, después del viaje en bus, nos dividimos en dos grupos: los de letras, que visitaron el Museo del Prado y los de ciencias, que visitamos el Museo Geominero. Desde el primer momento en el que llegamos, las ganas de aprender nuevas cosas en los museos se mezclaron con la ilusión que nos hacía poder volver a ir de excursión, y eso se tradujo en un ambiente muy cálido y agradable que nos hizo aprovechar cada momento de una forma especial. Durante el transcurso de las actividades tuvimos tiempo libre, el cual aprovechamos para recorrer la Gran Vía, acercarnos a la Puerta del Sol, visitar otros lugares que queríamos ver y comer algo. Por la tarde, fuimos todos juntos a ver el Museo Arqueológico Nacional -que fue increíble y en el que vimos obras de arte que ya habíamos estudiado- y después tuvimos otro poco de tiempo libre antes de coger el bus para ir a Cercedilla, donde teníamos el hostal en el que nos íbamos a alojar. Ya instalados en las habitaciones y, a pesar de que estábamos cansados, fuimos a dar una vuelta por el pueblo antes de irnos a dormir; después de ello ya nos fuimos a descansar para estar preparados para el siguiente día, ya que íbamos a ir a visitar El Escorial. En mi opinión, El Escorial fue el lugar más bonito que visitamos en la excursión y, además, tuvimos la suerte de que un monje que vivía allí era amigo de una compañera y nos enseñó las zonas que, por regla general, no se suelen ver (como las bodegas o el comedor); también subimos a lo alto de las torres desde donde se veía todo el pueblo. La verdad es que tanto las profesoras que nos acompañaban como los alumnos nos quedamos fascinados con todo lo que vivimos, y las palabras se me quedan cortas para describir la magnitud y la grandeza de El Escorial. Finalmente, montamos en el bus de vuelta a Sahagún, aunque, sinceramente, ninguno teníamos ganas de volver porque lo estábamos pasando genial. 

Lo cierto es que ha sido una experiencia única e inolvidable, totalmente recomendable y que repetiría sin dudar. 

Enrique Ortega (2º Bach. “B”)

Los comentarios están cerrados
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad