CARTA A UN MILITAR ESPAÑOL
EL LEGADO CONTINÚA
Estimadas Fuerzas Armadas:
No tengo la edad suficiente como para haber estado presente en todos sus logros, pero sí los recursos necesarios para conocerlos. De hecho, si ahora mismo me estoy comunicando con ustedes, es gracias a sus aportaciones.
Sus expediciones sanitarias me han permitido llegar hasta estos días tan sana y feliz como para escribirles otra carta al respecto. Y no solo a mí, sino al mundo entero. Estoy segura de que los americanos agradecieron inmensamente su Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, la cual les proporcionó la solución para la viruela que salvaría millones de vidas a nivel global. ¿Cómo se iban a imaginar el médico militar Francisco de Balmis, los veintidós niños que portaban la vacuna y la primera enfermera en misión internacional Isabel Zendal, que iban a formar parte de la mayor expedición humanitaria de la historia? La palabra que más se le acerca es “alucinante”.
Por otra parte, las expediciones científicas, con las que han adquirido y compartido conocimientos, han creado un ordenador en la mesa de mi habitación desde el que una carta dirigida a ustedes está siendo escrita. Al lanzarse con esa decisión que los caracteriza hacia lo desconocido, han logrado contribuir, tanto intencionadamente como por casualidad, al desarrollo de la humanidad y a demostrar que no solo están ahí para combatir en conflictos, sino para continuar lo que nuestros ancestros comenzaron y crear un mejor futuro para las generaciones venideras.
Admiro su valor por defendernos y no temer al destino, sino plantarle cara y tomar las riendas. Porque, ya explicados mis motivos, no podría estar mostrándoles mi agradecimiento si no fuera por ustedes.
Un cordial saludo.
Marina Urbaneja Fernández
(Finalista del concurso “Carta a un militar español IX”)